Si los hermanos Lumière tuvieron más éxito con el cinematógrafo que Edison con el kinetoscopio fue por la alta rentabilidad que el invento de aquellos tenía frente al modo de exhibición de Edison (donde las filmaciones venían, por cierto, del poco reconocido Edwin S. Porter). A más espectadores, mayor recaudación. La pantalla era una, grande, magnífica, y el público se abstraía en la oscuridad (diría que en silencio, pero eso no es del todo cierto).
Fuente: elpais.com