Pocos objetos son capaces de evocar un recuerdo o una emoción como una joya. Bien abrazadas al diseño inmortal de una esfera arquitectónica o el brillo de un pavé de diamantes sobre nuestra muñeca, encabezan desde tiempos remotos cualquier lista de regalos, incluida esa fiesta del obsequio que son ya las navidades.
Fuente: elpais.com