Los primeros planos del rostro de Elvira Lindo. Paseando por las calles del pueblo familiar de Ademuz, en el bar de siempre tomando un café con hielo y limón (denominación de origen Valencia), sentada en el campo junto a Antonio Muñoz Molina o en las afueras del cementerio donde descansan los suyos. A lo largo del programa, la escritora repasa su biografía y su trayectoria y poco a poco la cámara que la mira nos va atrapando al mostrarnos un rostro de calmada plenitud. No es solo la belleza de la madurez ni solo es la sonrisa combinada con un taco para comprender así un pasado personal y generacional con más compasión que nostalgia: del padre que invitaba a beber vino a los chavales de la familia a la ingenua excitación adolescente al notar la erección de un chico bailando agarrados en la discoteca. Es eso, pero es más. Durante más de 50 minutos el ritmo lento y los sonidos de la España rural acompañan al espectador y es al final del paseo, acodados en la barandilla del Mirador del Recuerdo Eterno, cuando Gonzo le hace la pregunta: “Elvira, ¿y tú cómo estás?”.
Fuente: elpais.com