Algunos países árabes conservan una peculiar tradición olfativa: consiste en que, después de una cena, los anfitriones pasen una bandeja con distintas fragancias entre todos los comensales. Cada uno se perfuma al gusto y de esa mezcla de sensibilidades emana un olor concreto. Un aroma que irá directo al recuerdo de ese momento como solo saben hacer los olores. “Es muy bonito y mágico”, cuenta Mona Kattan, creadora de la marca de fragancias Kayali, “cuando me mudé a Dubái hace 23 años me sorprendió que la gente tuviera perfumes especiales para sus casas y que te los ofrecieran al llegar. Las fragancias han formado parte de esta cultura de manera profunda durante siglos”.
Asistente de fotografía:
Maitane Huidobro.
Fuente: elpais.com