El descuelgue del mástil no tiene por qué significar el fin de la vida útil de una vela. Eso pensó el arquitecto Enrique Kahle cuando veía las lonas que se sustituían de los barcos en la velería de su amigo Borja Fuentes, compañero de estudios y ahora socio. “Alucinaba con que tirasen muchísimo material, porque era muy chulo”, recuerda por teléfono. “Además, tenían un problema para su retirada”, añade sobre las dificultades de manejar y tratar estos residuos. Así que le pidió una e hizo unas primeras maquetas que dieron origen a lo que hoy es Dvelas, que convierte velaje descartado en soluciones de sombreado y mobiliario.
Fuente: elpais.com