“Lo había deseado con un fervor que sobrepasaba con mucho la moderación; pero ahora que lo había conseguido, la hermosura del sueño se desvanecía y la repugnancia y el horror me embargaban”. Es la reacción ante su creación del doctor Frankenstein en la obra de Mary Shelley publicada en 1818 y conocida por el apellido del personaje del científico o El moderno Prometeo. Un vértigo similar ha sufrido Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI. El máximo responsable de la empresa creadora de uno de los desarrollos más sofisticados de inteligencia artificial (IA) empieza creer en la teoría de la “internet muerta”, que defiende que el contenido generado automáticamente superará al generado por humanos, por lo que los peligros de manipulación, desinformación y condicionamientos de conductas de forma intencionada se multiplicarían.
Fuente: elpais.com