Cuando era niño, Giovanni Lombardi dijo a sus padres que de mayor pondría una tienda para vender ideas, qué quieres que te digo cómo, pero cuando colgó la bicicleta acabó poniendo en Chueca una tienda cara de zapatos y botas, a 1.500 euros el par, en la que se calzaba a primeros de siglo Boris Izaguirre. Pese a su éxito, cerró la tienda y recuperó el proyecto infantil de la venta de ideas, y de ella vive ahora, y esto lo cuenta el mánager de ciclistas mientras su cliente Juan Ayuso lleva a la práctica la última perla salida de su magín, un acto de contrición obligado, un comunicado manuscrito lamentando haber dicho lo que dijo en septiembre, aquello de que el UAE era una dictadura, cuando durante la Vuelta se anunció oficialmente que había roto su contrato y dejaba el equipo de Tadej Pogacar.
Fuente: elpais.com