El dinero, cuanto más repartido esté, mejor. Cuanta más gente pueda tener poder para decidir, cuanto más espacio haya para el crecimiento personal (el verdadero, no el que ofrecen los vendehúmos), cuanta más seguridad en el suelo que pisamos, mejor será para todos. El dinero poco repartido solo crea desigualdad, servidumbre, abusos. Hasta el mercado, ese que dicen que se regula solo, necesita de leyes antimonopolio para que no nos salgan más Nerones.
Fuente: elpais.com