Cuando Giorgio Damiani era pequeño y los demás niños jugaban con mecanos o piezas de construcción, él lo hacía con piedras, algunas tan valiosas que acababan formando parte de las alhajas que diseñaba su padre. Fue ahí, como él mismo cuenta sentado en un hotel de Roma la tarde antes de la presentación de su nueva colección de alta joyería, titulada Ode All’Italia, cuando tuvo su primer encuentro con un negocio que había fundado su abuelo, que su progenitor continuó pero que él ha llevado por todo el planeta.
Fuente: elpais.com