Estaba destinada a convertirse en una de las mayores estrellas del Hollywood actual. Desde 2019, Sydney Sweeney ha protagonizado una de esas historias de ascenso progresivo, pero imparable que durante décadas han forjado a los más grandes de la historia del cine y cuyo desenlace suele llegar en marzo, materializándose en forma de estatuilla dorada. Tenía méritos de sobra: un pequeño papel en la última película de Quentin Tarantino, dos nominaciones consecutivas al Emmy por series tan celebradas como Euphoria y The White Lotus, un inesperado éxito de taquilla con la comedia romántica Cualquiera menos tú, una sólida base de fans rendidos a su carisma y belleza y el favor de la industria de la moda que le valió contratos con firmas como Miu Miu o Armani. Todo parecía dispuesto para que este final de año fuera el de su consagración definitiva. Pero el bochornoso resultado de sus últimos estrenos, sus continuas controversias mediáticas y hasta su incómodo protagonismo en la contienda política estadounidense han dado al traste con cualquier expectativa. ¿Estamos ante el final de la promesa Sidney Sweeney?
Fuente: elpais.com