Más es más. Parece que la moda ha decidido despertar (por fin) de la austeridad y el silencio para teñir esta temporada de colores vibrantes, estampados originales y mezclas que irradian personalidad. Una revolución estilística que lleva gestándose desde hace algún tiempo. Tan solo hay que recordar a Portia, aquella desencantada asistente a la que Haley Lu Richardson daba vida en The White Lotus, cuyo caos estético y un tanto man repeller se convirtió en uno de los estilos más reseñados y admirados de la segunda temporada. O en el ascenso de las portuguese girls, que han hecho escuela (y tendencia viral) de su maestría para empastar estilos y texturas inesperadas. El maximalismo se abre camino: tras el reinado del básico, tanto la pasarela como firmas de autor como Bobo Choses reivindican el lado más expresivo de la moda.
Fuente: elpais.com