“Voy a terminar con mi vida”. Son las últimas palabras de Mario a ChatGPT. Apenas un par de horas antes, este personaje ficticio de 15 años desactivó el control parental de la herramienta. Su madre recibió un correo electrónico de aviso e intentó tomar medidas, pero el sistema falló. Pese a que Mario reveló a ChatGPT conductas propias de trastornos de la conducta alimentaria, el asistente le proporcionó trucos para ocultarlo e información perjudicial para su salud. Su último mensaje era claro: quería quitarse la vida. Pero OpenAI, la empresa estadounidense propietaria de ChatGPT, nunca alertó a sus padres.
Fuente: elpais.com